06 agosto 2008

Juegos Olímpicos: ¿Peligrosos para la salud?

Polución, humedad, calor extremo... las pruebas al aire libre estarán influenciadas por estos tres parámetros climáticos inquietantes pero recurrentes en la historia reciente de los Juegos Olímpicos, aunque Pekín presenta un aumento de riesgos sanitarios menos comunes.

El doctor Arne Ljungqvist, presidente de la comisión médica del Comité Olímpico Internacional (COI), recordó el martes que el problema de Pekín afecta menos por la polución que por condiciones meteorológicas: calor y humedad.

Los Angeles (1984), Atlanta (1996) y Atenas (2004) no fueron precisamente ciudades con una atmósfera fresca y sana, como recordaba recientemente el presidente de la comisión médica del Comité Olímpico Internacional (COI), Arne Ljungqvist, sorprendiéndose de que el COI haya "organizado los Juegos en lugares muy contaminados sin que eso suscitara preocupación".

Este año, los temores de los deportistas alcanzan picos inéditos, al punto de que algunos atletas se plantean competir con una máscara anticontaminación o, a imagen del etíope Haile Gebrselassie, renuncien a participar en una prueba.

Consciente del peligro, el COI, conectado en tiempo real con las 27 estaciones meteorológicas de Pekín, está dispuesto a aplazar toda prueba amenazada por un pico de contaminación que sobrepase las normas dictadas por la Organización Mundial de la Salud (OMS).

"Como en los Juegos Olímpicos de Invierno, o como en Barcelona en 1992", relativiza el doctor Ljungqvist.

Pero los científicos son tajantes: la contaminación no tendrá ninguna incidencia en la salud de los deportistas olímpicos. Sólo quienes compitan en pruebas de más de una hora (atletas y ciclistas principalmente) o sufran crónicamente de asma podrían tener problemas respiratorios pasajeros y ver perturbadas sus actuaciones.

Acostumbrado a disputar maratones en todas las latitudes, el campeón olímpico Stefano Baldini no dice otra cosa: "La contaminación es un problema sólo para los corredores que sufren problemas respiratorios. Para mí, el problema es el calor y la humedad".

A imagen de Baldini, los médicos de los grandes equipos y del COI se preocupan más de la hidrometría que de la contaminación. Dietólogo deportivo, Serge Pieters destaca también que es "más difícil evaporar el sudor en un medio húmedo (la tasa de humedad de Pekín en agosto está cerca del 80%) que en una atmósfera más seca como la de los Juegos de Atlanta y de Atenas".

Y una transpiración que se pega a la piel aumenta los riesgos de hipertermia, el famoso golpe de calor contra el que las delegaciones intentan encontrar remedios: desde chalecos refrescantes sumergidos en contenedores llenos de hielo, antes de la largada, hasta habitaciones térmicas que reproducen las condiciones de Pekín.

Crucial en tiempos ordinarios, la nutrición y la hidratación serán vitales para ayudar a la resistencia y a la recuperación, y estarán vigiladas estrechamente pues los riegos sanitarios no son despreciables.

Sin llegar a la paranoia de querer importar su comida, como los estadounidenses, todas las delegaciones han recomendado a sus deportistas que se limiten a la comida y al agua servidos en la Villa Olímipica y en la sedes olímpicas, acompañado de una explicativo del COI con medidas muy estrictas.

Fuente: La Segunda

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