10 enero 2006

La diabetes invade la Gran Manzana

Una epidemia de diabetes tipo 2 está arrasando entre los neoyorquinos. Son más de 80.000 los diabéticos adultos en la ciudad y los casos están aumentando casi dos veces más rápido que en el resto del mundo. De hecho, el porcentaje de afectados en esta ciudad es tres veces mayor que la media de EEUU.

La mítica ciudad resulta especialmente vulnerable a esta enfermedad crónica por los hábitos de vida y las poblaciones que allí confluyen. El alto número de pobres, obesos (la obesidad es uno de los factores de riesgo más determinantes para el desarrollo de la diabetes tipo 2) y el sedentarismo, unidos a la susceptibilidad de los inmigrantes recién llegados a caer en el consumo de la dieta supracalórica regada de refrescos azucarados propia de la cultura americana, conduce a la aparición de un altísimo número de diabéticos.

Los doctores temen que la siguiente generación de neoyorquinos traiga bajo el brazo una nueva oleada de casos, por eso las autoridades sanitarias se encuentran en alerta ante la posible falta de recursos en un futuro.

Las predicciones no son nada halagüeñas. De acuerdo con el Centro de Control de Enfermedades estadounidense (CDC), uno de cada tres niños nacidos en EEUU menores de cinco años desarrollará diabetes en algún momento de su vida. El pronóstico para la población latina es aún peor: uno de cada dos niños sufrirá la enfermedad. Aunque la enfermedad será más frecuente, como en la actualidad, entre la población afroamericana.

El departamento de salud del estado de Nueva York elaboró un plan de control y prevención de la diabetes en 2001. Su objetivo para 2010 es conseguir que los casos se reduzcan del 5,7% en el año 1999 a 2,5 %. Sin embargo, la estrategia basada en resaltar los perjuicios de una vida sedentaria y los beneficios de una alimentación equilibrada no ha tenido éxito.

Es tal el número de diabéticos que los ciudadanos han asumido la enfermedad con despreocupación. Pero la realidad es más dramática de lo que los neoyorquinos perciben. Los enfermos de diabetes tienen entre dos y cuatro veces más posibilidades de desarrollar problemas cardiacos y de morir por una complicación derivada de una neumonía o una gripe.

Fuente: El Mundo Salud

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