24 abril 2006

Nueva cúpula que busca aislar radioactividad en Chernobyl costará mil millones de euros

Chernobyl todavía no ha desaparecido. Bajo la dañada cubierta protectora de hormigón la muerte sigue acechando entre las ruinas del reactor, pese a que han pasado ya 20 años desde la peor catástrofe nuclear de la historia. Ahora, una cúpula gigante de acero que costará cerca de 1.000 millones de euros (1.200 millones de dólares) será la encargada de seguir aislando los restos, aunque sólo durará a lo sumo otros cien años.

Lo peor de todo es que nadie sabe con certeza cuál es el estado de la cubierta protectora ni qué se esconde exactamente debajo de esa espesa capa de varios metros de hormigón.

La radioactividad, que continúa siendo extremadamente elevada, hace que sea imposible llevar a cabo investigaciones: en muchos lugares la radiación que recibiría una persona causaría de inmediato su muerte. Se calcula que entre cinco y 40 toneladas de polvo fino con partículas radioactivas podrían salir al exterior si se derrumbara el viejo "sarcófago" construido en 1986.

Los ecologistas advierten de que incluso en la actualidad el viento hace que el polvo salga por las fisuras. Sin embargo, esta nueva condensación de radioactividad sólo afectaría en el peor de los casos a un radio de unos 30 kilómetros.

Según Greenpeace, por las partes menos gruesas de la cubierta se filtran cada año en las ruinas unos 2.000 metros cúbicos de agua debido a las precipitaciones. Después, una gran parte del líquido radioactivo se vuelve a filtrar por el suelo.

Cuando se produjo la catástrofe, el 26 de abril de 1986, el reactor número cuatro contenía más de 1.600 elementos inflamables con 190 toneladas de combustible nuclear. No obstante, hoy en día todavía sigue discutiéndose sobre qué cantidad salió al exterior tras la violenta explosión. Las estimaciones oscilan entre el tres y el 95 por ciento. Lo que sí parece seguro es que el resto se ha fundido con otros materiales en una especie de lava debido a las elevadísimas temperaturas. Tampoco se prevé recuperar los materiales radioactivos; sólo se plantea mejorar la protección.

Inseguridad

Nadie duda de que la cubierta de hormigón actual no es segura. Su construcción, inmediatamente después del accidente, se llevó a cabo en medio de unas circunstancias presumiblemente malas. La radiación procedente de las ruinas del reactor era tan elevada que en ocasiones una persona sólo podía trabajar un minuto seguido. Entre tanto, miles de aquellos trabajadores olvidados, en su mayoría soldados, sufren graves problemas de salud como consecuencia de su labor. También se instaló un sistema de control remoto, pero éste fallaba continuamente, ya que la radioactividad daña el circuito.

Además, la construcción sobre la ruina del reactor -cuya estabilidad se desconoce- se reforzó en varios puntos. La Unión Soviética mostraba orgullosa cómo la nieve permanecía sobre el techo sin derretirse: una prueba de que no se produciría una reacción en cadena. Y es que el "sarcófago", terminado a finales de 1986, también estaba destinado a poder continuar explotando el reactor número tres, que no se desactivó hasta finales del año 2000.

Ahora, con la nueva cubierta se pretende evitar los errores del pasado. La construcción, de más de 120 metros de altura, se llevará a cabo junto al reactor del accidente en dos partes que después se unirán. Debido a la elevada radiación sería imposible realizar una cubierta adicional directamente sobre el viejo "sarcófago".

Se prevé que la cúpula esté lista entre 2008 y 2010 y sus costos ascienden a cerca de 1.100 millones de dólares (unos 900 millones de euros). De ellos, unos 720 millones de dólares proceden de donaciones de distintos países, afirman las autoridades ucranianas. Sin embargo, Kiev se queja de que los donativos de Occidente han disminuido de forma notable desde el cierre definitivo de Chernobyl.

Fuente: Agencia DPA

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