09 febrero 2006

Epigenética, más allá de la genética

Hasta hace apenas unos años, la creencia más extendida atribuía el cáncer únicamente a mutaciones genéticas irreversibles, es decir, a alteraciones en la secuencia normal de ADN. Sin embargo, una nueva técnica que estudia la influencia de factores externos, la epigenética, está permitiendo atisbar la influencia que tienen también en la aparición de tumores otros cambios del genoma que, aunque no alteran la secuencia genética fundamental, sí son hereditarias y fundamentales en el normal funcionamiento de los genes.

La epigenética (del griego epi, 'en' o 'sobre'), por tanto, se refiere a los cambios reversibles del ADN y las proteínas que se unen a él, y que hace que unos genes se expresen o no en función de condiciones exteriores. En términos más sencillos, esta nueva palabra, cada día más frecuente en las investigaciones sobre cáncer, hace referencia a la 'memoria' de los genes.

Quiere decir que el aire que respiraron nuestros abuelos, el agua que bebieron o el ambiente en el que vivieron afectan también a sus descendientes, incluso décadas después; de manera que los factores externos también puede influir en el complejo entramado de interruptores que hace falta conectar y desconectar para dar lugar a un cáncer. No se trata por tanto únicamente de qué genes heredamos de nuestros padres, sino de si están 'encendidos' o 'apagados'.

Mientras la mayor parte de trastornos hereditarios están causados por mutaciones, otras enfermedades, entre ellas el cáncer, están relacionadas con estas alteraciones epigenéticas que tienen un profundo impacto en el funcionamiento de los genes. De hecho, es frecuente que en los tumores de cualquier tipo estén 'silenciados' genes que normalmente se encargan de controlar la proliferación celular.

Fuente: El Mundo Salud