04 noviembre 2005

El impacto del deporte excesivo en los niños

Sobreexigir deportivamente a un niño que está creciendo puede causar serios daños en huesos y tejidos blandos.

Creer que se tiene en casa un pequeño Maradona, una Nadia Comaneci en potencia o un mini Chino Ríos puede transformarse en algo más que una chochería familiar. Aunque es una evidencia que practicar deportes en la infancia reporta enormes beneficios para el bienestar físico y mental, los médicos recomiendan no excederse en la exigencia, especialmente en la etapa en que los niños están creciendo.

El tema será abordado en el XLV Congreso Chileno de Pediatría por los médicos Giovanni Carcuro y Juan Pablo Oliva, especialistas en Traumatología Deportiva de la Sociedad Chilena de Medicina del Deporte y del Instituto Traumatológico de Santiago.

En el caso de los preadolescentes (niños hasta 12 o 13 años y niñas hasta 11 o 12), ambos especialistas destacan dos reglas de oro: que el deporte no se practique con fines competitivos, sino de recreación, y jamás especializar al niño o niña en un solo deporte, aunque chutee como Ronaldinho o tenga la muñeca de Maria Sharapova.

"Antes de la pubertad es importante que el niño trabaje de manera homogénea y armónica su cuerpo, lo que se logra combinando deportes que ocupen los segmentos superiores e inferiores del cuerpo", dice Juan Pablo Oliva.

Carcuro agrega que "si el niño hace un solo deporte, va a sobrecargar un determinado segmento de su cuerpo, y hoy se sabe que la estructura corporal de los preadolescentes no está preparada para sufrir cargas extremas de trabajo como ésas".

La razón es que antes de que se desarrollen los caracteres sexuales secundarios (vello púbico, crecimiento de las mamas y testículos, cambio de voz, etc.), el esqueleto y tejidos blandos del prepúber están en pleno crecimiento. "En un año los niños pueden crecer hasta en 15 cm, lo que normalmente no va acompañado de un aumento proporcional en las estructuras blandas, como cartílagos, músculos y tendones. Eso hace que la tensión sobre estas estructuras sea grande", dice el doctor Oliva.

Si a esa tensión se le agrega un entrenamiento muy intenso, el resultado serán las llamadas lesiones por sobreúso, que se producen porque el cuerpo no alcanza a recuperarse de la elevada exigencia que impone una actividad física repetitiva.

Los médicos coinciden en que no es posible establecer una cantidad de horas aconsejables, pues todo dependerá de cada niño y del deporte que practique. Sin embargo, Carcuro señala que en los niños la fatiga física es el primer indicador de que se llegó al límite de su rendimiento.

Fuente: El Mercurio