23 junio 2006

Linfoma: una droga abre nuevas posibilidades de tratamiento

Logra la remisión en más del 40% de los que no responden a ninguna terapia

"¿Me puedo emborrachar esta noche?", preguntó Néstor Toledo luego de que su médico le mostrara los estudios que confirmaban que el tratamiento que había recibido meses atrás había logrado la remisión completa de un linfoma que lo acompañaba ya desde hacía tres años. No era la primera vez que le decían que estaba curado -el linfoma no Hodgkin folicular se caracteriza por reaparecer periódicamente-.


Pero la última vez que la enfermedad volvió la medicina ya no tenía nada que ofrecerle: Néstor ya no respondía a ningún tratamiento. Los médicos que lo atendían en el Centro Oncológico de Excelencia de la Fundación Doctor José Mainetti, de Gonnet, provincia de Buenos Aires, se contactaron con el doctor Roberto Cacchione, jefe de Hematología del Cemic, que por aquel entonces -octubre de 2005- preparaba un protocolo de uso compasivo con ibritumomab tiuxetan, una droga recién aprobada por la Anmat, pero que todavía no había llegado al país.

Néstor fue uno de los diez pacientes tratados en diciembre con esa nueva droga, un anticuerpo monoclonal asociado a un isótopo radiactivo indicado para personas con linfoma no Hodgkin que no responden a los tratamientos convencionales. La droga -que por aquel entonces fue traída especialmente para ese protocolo- ya está disponible en el país. "De los diez pacientes que tratamos, cinco obtuvieron una remisión completa de la enfermedad; otro una remisión parcial, y cuatro no respondieron", dijo el doctor Cacchione.

Néstor, ingeniero de 64 años, es uno de los únicos seis pacientes argentinos que pueden contar qué pasa cuando esta nueva droga funciona. Una última opción "El linfoma no Hodgkin folicular es el más común de los linfomas: se diagnostica en entre 5 y 7 de cada 100.000 personas cada año", comentó el doctor Juan Dupont, del Servicio de Hematología del Cemic. Es una afección que resulta de la malignación de ciertas células del sistema inmunológico (los linfocitos B y T). "Quienes lo padecen tienen una sobrevida larga, de entre 10 y 14 años después del diagnóstico, período durante el que reciben muchos tratamientos (quimioterapia, radioterapia, trasplante de médula) que logran la remisión de la enfermedad, que después vuelve", agregó Cacchione.

Para quienes han agotado toda posibilidad de tratamiento, el ibritumomab tiuxetan ofrece más de un 40% de probabilidades de obtener una remisión completa o parcial de la enfermedad, pero sin muchos de los efectos adversos asociados a los tratamientos convencionales. "Para mí la diferencia fundamental fue que esta vez no se me cayó el pelo, aunque sé de otros pacientes que suelen tener náuseas y vómitos con la quimio y que con este tratamiento no tienen ese problema", contó Néstor, que durante la semana posterior al tratamiento debió observar ciertas medidas (como no compartir la cama, el baño ni los utensilios de cocina) para evitar que la radiación del tratamiento, que se elimina a través de los fluidos corporales, afectara a sus seres queridos. "Todo eso, al igual que los efectos secundarios del tratamiento, como el descenso de los glóbulos blancos y de las plaquetas, fueron perfectamente manejables", aseguró.

La nueva medicación combina un anticuerpo monoclonal -cuya función es buscar y adherirse a las células tumorales-, con un isótopo radiactivo de itrio 90, que irradia y destruye las células malignas. Si bien el tratamiento es ambulatorio, sólo puede ser administrado en instituciones médicas que hayan sido autorizadas para proveerlo por la Comisión Nacional de Energía Atómica. A la fecha, sólo el Cemic y el Hospital Italiano cuentan con esa aprobación.

Fuente: La Nación, Argentina

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